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Intervención de estampas japonesas


Durante el 2011 el Museo Nacional de Bellas Artes solicitó al Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR) la intervención de veintisiete obras en soporte de papel de origen japonés pertenecientes a su colección. El trabajo realizado formó parte del proyecto patrimonial "Programa de estudio y restauración de bienes culturales Dibam: puesta en valor de las colecciones".

La colección contaba con escasa información asociada por lo que se le encomendó a la historiadora Io Naya Contreras la realización de un estudio histórico e iconográfico; trabajo que se llevó a cabo dentro del marco de una pasantía llevada a cabo en el Laboratorio de Papel y Libros. Su trabajo buscó un acercamiento a las obras; abordándolas como colección y también como piezas individuales.

Las obras fueron clasificadas según su técnica de ejecución, conformándose así dos grandes grupos: sumi-e (pintura a la tinta) y nishiki-e (literalmente quiere decir "figuras de brocado", en referencia a las cromoxilografías).

Los principales problemas de conservación que presentaban las estampas eran suciedad superficial, que producía oscurecimiento y aplanamiento visual de la composición, decoloración de los pigmentos y deformación del plano.

Además, se observaron piezas con rasgados de grandes proporciones y chuuberis (parte del montaje para colgar y enrollar) en papel mutilados en los extremos superior e inferior.

Hasta la fecha, el Laboratorio de Papel ha intervenido diez obras:

- Dos mujeres en el balcón, por Hosoda Eishi, 1791- 1829

- Retrato de una belleza, por Kikugawa Eizan, 1787 - 1867

- Una muchacha a la orilla del río, por Suzuki Harunobu, 1725- 1770

- Mujer mostrándole un espejo a un niño, por Kikukawa Eizan, 1787- 1867

- Dos mujeres, por Tamagawa Shucho, siglo XVIII

- Dos muchachas (1), por Chokosai Eisho, 1793 - 1800

- Dos muchachas (2), por Chokosai Eisho, período Edo

- Muchacha con una taza, por Kitagawa Utamaro, período Edo

- Vida de la maestra, por Tsukioka Yoshitoshi, 1888

- Vida de la cortesana, por Tsukioka Yoshitoshi, 1888

Se espera concluir con la intervención de las veintisiete obras en un futuro próximo, para así permitir una adecuada conservación de la colección y, junto con el estudio histórico-estético, facilitar su incorporación al circuito de la exhibición.

Estas estampas se circunscriben dentro de lo que se denomina ukiyo-e; expresión artística budista originaria de Japón que se traduce como "este mundo infeliz" o "el mundo de la miseria", remitiendo así a las actividades mundanas.

Los primeros ukiyo-e fueron realizados en Edo (actual Tokyo) alrededor del 1600 y su producción continuó hasta comienzos del período Meiji (1868-1912). También son conocidos como edo-e ("imágenes de Edo").

Su desarrollo se vinculó con la popularidad que alcanzaron las ilustraciones de los libros, llevado a su desvinculación del texto y publicación en serie de impresos; y con el surgimiento de una clase mercantil que comenzó a demandar imágenes que reflejaran su estilo de vida, mitos, leyendas y poemas japoneses y chinos.

Hubo cuatro tipos de representaciones de ukiyo-e: Las imágenes de mujeres hermosas (bijinga) geishas, jóvenes cortesanos y retratos de actores populares (yakusha-e); las escenas de kabuki (shibai-e) (forma de teatro japonés); y las escenas eróticas (shunga).

Destacan los formatos hashira-e (alargado y estrecho, de tamaño de 68-73cm de alto por 12-16 cm. de ancho) diseñados para ser colgados en un pilar al interior de las viviendas con fines decorativos, y kakemono-e (díptico ôban vertical, de medidas 76.5cm. de alto por 23 cm. de ancho aprox.).

Debido a la popularidad que alcanzaron los ukiyo-e durante la segunda mitad del siglo XVIII, se produjeron en grandes cantidades y se crearon series y varias versiones de una misma obra.

El proceso de fabricación se coordinaba a través de diferentes personajes y etapas: El editor o publicador (saishu) hacía los encargos al dibujante y al calígrafo, planificaba la matriz de madera, proporcionaba los materiales y coordinaba el proceso de producción. El diseñador o dibujante creaba la composición, y solo en algunos casos imprimía su firma sobre la estampa creada. El grabador (horishi) tallaba las matrices para los diferentes colores, considerando las superposiciones y combinaciones de tintas, el impresor (surishi) se encargaba del color y de hacer la impresión, y el diseñador supervisaba las áreas pintadas a mano. Finalmente el editor vendía el producto final.

Entre 1790 y 1875 la confección de las obras era controlada por las autoridades. La reforma Kansei instituyó el requisito de inspección de los dibujos preliminares para impresos xilográficos.

El permiso para publicar era señalado a partir de la impresión de un sello pequeño redondo. En algunos impresos publicados entre 1811 y 1815, aparecía además el sello personal del oficial (gyouj) y sellos de fecha que mostraban el signo zodiacal del año, además del número del mes en que la obra fue publicada.

Estos registros se encuentran en el banco de imágenes de la institución, y están disponibles para su consulta en la Biblioteca Guillermo Joiko.

Tema relacionado:

- Galería. Imágenes de la intervención de estampas japonesas

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