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El secreto de los cuadros "arrepentidos"

Reflexión

El secreto de los cuadros "arrepentidos"

Publicado el 11/06/2015
Los arrepentimientos ocultos en los cuadros, son y serán siempre un atractivo particular en los estudios del ámbito patrimonial ya que nos permiten el acercamiento y un mejor conocimiento, no sólo de las obras sino también del propio autor.

* Texto de Noemí Soler, restauradora contratada por servicios profesionales para el Laboratorio de Pintura durante el año 2015, tiene a su cargo la restauración de la obra Fray Bartolomé de las Casas.

Si hay algo que mueva a los restauradores de pintura, es la investigación que nos permite la comprensión de la obra y el acercamiento a la creación de ese objeto desde todos los puntos de vista. Cuando nos embarcamos en el proyecto de una obra que necesita ser intervenida, desde los estratos, hasta la composición de los materiales, la imagen que representa y el bagaje de ese objeto por la historia, nos mantiene en una constante conexión con el artista.

A veces ocurre, que los estratos superpuestos, desvelan no sólo una cronología, sino una intimidad del pintor: en la manera de componer, de crear, de pensar y jugar con la interpretación futura que un espectador hará. Espectador que por otro lado, el pintor, durante la ejecución, suelen sentir lejano a su taller, a su espacio. Descubrir arrepentimientos o las líneas de dibujo preparatorias estudiadas por técnicas de iluminación IR, suele suscitar la ilusión curiosa entre los profesionales del ámbito del patrimonio, o quizá un cierto nerviosismo de quién se sabe observando algo que no esperaba ser visto. Es pasar el límite de una prohibición psicológica que en la cotidianidad nos permite discernir qué significa "privado", pero que enfrente a sucesos pasados, nos sentimos libres y legítimos de desvelar cualquier información destapada, más aún, si tiene un carácter histórico. Esto nos lleva a reflexionar sobre la relevancia de estos datos "subterráneos", al menos en los arrepentimientos, como aporte al análisis de la obra o si más bien debieran ser considerados como una aportación al placer de descubrir cosas nuevas para documentar. En el caso de los pentimenti, o arrepentimientos, puede que tengamos que admitir que en su descubrimiento nos mueve una curiosidad mundana por el cotilleo, el fisgoneo o la copucha, un regocijo inconsciente de vernos en poder de algo que se originó por error para posteriormente hacerse oculto a nuestros ojos y sin embargo esos "secretos del artista" los sentimos como algo nuestro que pasamos a difundir en el mundo del arte hasta el punto de convertirse en un reclamo del público de muchas exposiciones internacionales que a través de los estudios de IR y Rayos X muestran al artista "al desnudo".

En estos momentos se lleva a cabo en el Museo Histórico Dominico la intervención sobre el barniz en un cuadro de gran formato: Fray Bartolomé de las casas (Escuela Quiteña S.XIX). Este cuadro representa un ejemplo inmejorable sobre esa superposición de capas que muestran arrepentimientos, correcciones y enmiendas conformando una ventana abierta al pasado, al momento creativo de quién sostuvo el pincel, una superposición de elementos compositivos velados y desvelados, donde se observa la comunicación silenciosa que se da en un proceso creativo donde se hace y se deshace frente a un lienzo, que en este caso, no ocultó las indecisiones del artista. Los arrepentimientos en este cuadro son tantos y tan variados que no sólo se intuyen como reacciones instintivas de composición: dedos acortados, manos reubicadas, anchos y longitudes corregidas, duplicidad en ojos y narices, sino que se observan arduas modificaciones que pueden partir de un proceso más reflexivo: cubriendo zonas pudorosas, cristianizando las vestimentas de los indios, ocultando elementos para una mejor comprensión iconográfica, los cuales en este caso, no se podrían aseverar que fueran de la misma mano. La particularidad de esta obra radica además en que en este caso, la visión de estas capas o arrepentimientos ha quedado a la luz por veladuras poco cubrientes, por antiguas intervenciones de limpieza y quizá por la inestabilidad de los estratos superpuestos, dando lugar de forma natural a una imagen donde, a simple vista, el espectador puede perderse sutilmente entre las dudas, ajustes, y rectificaciones del autor.

Por otra parte esta obra está aportando además gran información técnica en cuanto al estudio colorimétrico, análisis de los materiales y procesos degradativos, que complementan las justificaciones técnicas que han permitido la intervención y recuperación del valor plástico, estético y artístico de un cuadro que ocultaba tras un barniz completamente oxidado una imagen con mucha más información de la esperada.

Por último agradecer la participación de Viivi Karoliina Vierinen y Siiri Saskia Raitala de la escuela http://www.metropolia.fi/, que durante su práctica en el Laboratorio de pintura han destacado por su profesionalidad, disposición y entusiasmo del que hemos podido disfrutar todo el equipo de pintura durante sus tres meses de estadía.

Lectura recomendada: Pentimento en la calle: de Ghirlandaio a Scazzosi