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Unidad de Ciencias de la Conservación del CNCR abordó los hallazgos de la ciencia para la reinterpretación patrimonial

Caso de la cerámica diaguita encontrada en el sitio arqueológico El Olivar

Unidad de Ciencias de la Conservación del CNCR abordó los hallazgos de la ciencia para la reinterpretación patrimonial

Publicado el 12/11/2021
Charla I. Amaya
Charla I. Amaya (Archivo CNCR, 2021).
“Ciencia al servicio del patrimonio arqueológico diaguita” fue el título de la charla que el Centro Nacional de Conservación y Restauración compartió en una ilustrativa sesión web con estudiantes del Departamento de Ingeniería Química, Biotecnología y Materiales, de la Universidad de Chile. En la ocasión, se hizo un ejercicio de valorización como objeto patrimonial tomando como referencia la estatua del General, Manuel Baquedano, actualmente sometida a labores de recuperación.

Una didáctica exposición que contrastó los conocimientos previos arqueológicos con los originados tras los estudios científicos y cómo mediante este análisis se produce una resignificación patrimonial sobre un objeto de uso social o cultural, entregó el Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR),a la comunidad estudiantil del Departamento de Ingeniería Química, Biotecnología y Materiales, de la Universidad de Chile; instancia que responde a la difusión sobre iniciativas, acciones y actividades que desarrolla hacia la promoción abierta y transparente, desde su accionar sobre el patrimonio. También, se producen acercamientos con profesionales interesados en desarrollarse laboralmente en los laboratorios del CNCR.

La exposición titulada “Ciencia al servicio del patrimonio diaguita”, entregada por la bioquímica de la Unidad de Ciencias de la Conservación (UCC), María Isabel Amaya; abordó el estudio acerca de la cerámica encontrada en el Valle del Elqui (La Serena), donde se realizó una investigación arqueológica en el sitio El Olivar (sector Compañía Baja). Este caso es de importancia para el patrimonio nacional, dado los impactos metodológicos y los hallazgos obtenidos como la resignificación de un objeto cerámico que según las primeras notaciones de campo fue descrito como una fuente rústica diaguita, quebrada. Luego de los análisis en el CNCR, tuvo una reinterpretación como ofrenda/culinaria.

En la sesión transmitida en directo, previa inscripción difundida por el CNCR, la especialista también hizo un ejercicio para ejemplificar cómo el patrimonio cultural se mantiene, transforma o deja de serlo, mediante un proceso o cuando alguien, un individuo o colectivo, afirma su nueva condición. Al respecto, apuntó que una alternativa es hacerlo colectivamente, sobre lo que relevó que “para tomar decisiones hay que tener conocimiento e información previa”.

Al respecto, tomó como ejemplo la estatua del General, Manuel Baquedano, la que ya no está emplazada en la plaza que lleva su mismo nombre, y epicentro del estallido social. Por ello, preguntó: “¿Volverían a ubicarla en la plaza?”. La respuesta mayoritaria de los asistentes fue que “no”.

Redescubriendo el objeto arqueológico

Sobre la importancia del sitio El Olivar, polígono excavado entre 2016 y 2018, el equipo de especialistas del CNCR detectó en la materialidad estudiada: restos ictiológicos (vertebras y espinas de jurel), malacológicos (concha de chorito o mejillón), maíz y microcarbones, entre otros. En este sentido, la pieza arqueológica de Puco (Cornely 1956, Ampuero 1977/78, 1989), se adscribe al periodo Diaguita Fase I: Ánimas IV-Transición, Agroalfarero Tardío (1.200-1.470 d. C.). Actualmente, pertenece al Museo Arqueológico de La Serena, institución que solicitó la restauración y conservación al CNCR.

En este marco, Amaya apuntó que las informaciones guía antecedentes de la vasija desenterrada de un gran cementerio permitieron identificar que se trataba de una cerámica simétrica, un puco de contornos simples y fracturado. El interés de analizarlo en laboratorio, luego, correspondió al Museo de La Serena, “pensó en cómo podía valorizar el objeto”.

En este caso hubo tomografía de corte transversal y fluorescencia que mostró llamativamente una luz. Así, fueron detectándose elementos inesperados que demostraron la existencia de resane estructural, pigmentos sintéticos y adhesivo moderno. Los restos, corresponden al 1.500 d. C., con una variación de 300 años, “lo que es un periodo bastante extenso y corresponden al sitio arqueológico y no son resultado de acciones posteriores”, dijo la bioquímica del CNCR.